Atmósfera de universidad

Atmósfera de universidad

Mediados de marzo: las autoridades decretan la suspensión de la actividad presencial en las universidades. Los campus se quedan vacíos, pero la vida en la universidad no se detiene. Algunas, como fue el caso de la Universitat Abat Oliba CEU, tardan escasamente dos días en levantar un sistema de docencia online. En general, todo el sistema universitario demuestra una gran capacidad de regeneración para garantizar la docencia.

La docencia estaba salvada. Pero a la experiencia universitaria le pasa lo mismo veía Sabina en las canciones: no basta con que haya un buen texto, una bella melodía, un buen arreglo y una bella interpretación, tiene que concurrir un elemento que nadie sabe lo que es y que, en realidad, es lo único que importa.

Así, para salir airosa del trance de marzo -y del posterior cierre parcial de octubre- la UAO CEU necesitó poner en sobre el tapete la mejor tecnología, unos docentes motivados y preparados y una capacidad de adaptación para adecuar la docencia y la evaluación a nuevos formatos y circunstancias. Con todo, no habría sido suficiente si no se hubiera agregado ese elemento intangible que hace que el frío currículo se convierta en experiencia transformadora. Llamémosle atmósfera.

La atmósfera universitaria es algo inefable, pero se puede conocer a través de sus expresiones. Cuando el grupo de teatro se decide a seguir con sus ensayos a distancia y hacer su representación anual de forma online, es que hay esa atmósfera. Cuando el Servicio de Lenguas y el de Actividades Culturales no se resignan a dejar de celebrar Sant Jordi y organizan un ‘Sant Jordi Slam’ digital, es que hay esa atmósfera. Cuando el Voluntariado no se detiene, cuando el Servicio de Deportes sigue preocupándose de la actividad física de la comunidad universitaria, cuando el Coro aporta su voz a un ‘Gaudeamus Virtual’, cuando la Biblioteca crea una nueva plataforma de préstamo y documentación, es que, indudablemente, hay atmósfera de universidad.

Y así, pulgada a pulgada, como predicaba De Niro en Un Domingo Cualquiera, se genera el ambiente típicamente universitario. Ninguno de estos elementos por sí solo sería suficiente, ni tampoco la mera suma de todos ellos. Pero, puestos en conjunto, se desencadena un factor multiplicador que es el principal valor de los años de universidad: la sensación de estar en el lugar adecuado para descubrir lo mejor de uno mismo. Ser universitario es empaparse de esa atmósfera: dejar que la universidad pase por uno y no limitarse a pasar por la universidad.


¿Qué diferencia al maestro que ‘engancha’?

¿Qué diferencia al maestro que ‘engancha’?

No cabe duda de que la relación que se establece entre profesores estudiantes dentro del aula es distinta a todas las demás relaciones humanas, como podrían ser la amistad, las relaciones parentales o las relaciones afectivas. Más allá de que pueda contener dosis de amistad o un vínculo de cuidado y afecto, la relación pedagógica es una relación especial, es la base para que se construya el aprendizaje. Si un estudiante se siente a gusto con su profesor o profesora, es más probable que quiera estar en la clase y que se esfuerce por aprender.

La relación pedagógica tiene que ver no sólo con el aprender conocimientos, sino también valores, maneras de ser y maneras de estar, juntos y en reciprocidad.

También es evidente que los y las estudiantes se relacionan de distinta manera con cada uno de sus profesores. Con algunos se crean vínculos más estrechos, con otros puede haber un profundo respeto y, con otros, incluso pueden llevarse mal. Eso pasa porque la relación pedagógica es, ante todo, una relación personal. Pero ¿qué hace que un mismo grupo de alumnos se relacione con sus diversos profesores de manera distinta? En otras palabras, ¿qué factores influyen en la construcción de una relación pedagógica positiva?

Los resultados de una investigación empírica publicada recientemente contemplan la existencia de cuatro factores que influyen en ello: la corporeidad, la mirada, la palabra y las tecnologías digitales.

1. Evidentemente, profesores y estudiantes están en relación a través de sus cuerpos. Las posturas de estos cuerpos comunican el deseo o la falta del mismo de estar en la clase. La actitud postural del profesor o profesora indica si está abierto o no a relacionarse con sus alumnos, si está dispuesto a escucharles. La puesta en escena del profesor, su manera de andar y de ocupar los espacios del aula e incluso la manera como se viste acaba por contribuir en la forma de relacionarse con el alumnado. Son elementos de la imagen personal que transmite mensajes más allá de las palabras.

2. Las miradas intercambiadas en el contexto del aula revelan los vínculos establecidos entre los sujetos. La mirada atenta de un profesor o profesora hacia su alumnado es la manera con la que demuestra su preocupación por cada uno de ellos y ellas; es el seguimiento de su progreso y de sus necesidades. El alumnado se siente acompañado de su profesor cuando está siendo mirado, se siente cuidado. Por parte del alumnado, existen “miradas vivas” que revelan el deseo de estar en relación y “miradas ausentes” que indican indiferencia, una fuga hacia otro lugar. También está la “no mirada” por parte del alumnado hacia el profesorado que, en diversos momentos, evidencia la búsqueda de estar en un punto ciego, una zona de invisibilidad donde poder refugiarse para no ser molestado.

3. La palabra también tiene total influencia en la relación pedagógica. Pero lo importante no es solo qué se dice, que tiene que ver con la elección de palabras, sino cómo se dice, con qué tono, con qué ritmo, con qué entonación. Y si hay palabras, la escucha y el respeto a la palabra de los demás es fundamental para la construcción de una relación plena. En este contexto, el silencio tiene tanta importancia como la palabra: los espacios en blanco en el sonido también son fundamentales.

4. Finalmente, las tecnologías digitales constituyen el factor que posibilita una reinvención en la naturaleza de la relación pedagógica. La integración de las TIC en la enseñanza hace posible una manera de relacionarse que traspasa las fronteras del tiempo y del espacio escolar. Estudiantes que no participan tanto en clase, pueden encontrar en las tecnologías digitales una vía alternativa para construir una relación con sus profesores y compañeros. Sin embargo, a raíz de ello, resulta necesario contemplar algunos cambios en las “reglas del juego” que orienten los límites permeables del proceso de enseñanza-aprendizaje y de la misma relación entre los sujetos.

Pese a que toda relación pedagógica tiene su tiempo vital (un inicio y un final), el vínculo tejido entre profesorado y alumnado puede llegar a influir verdaderamente en la vida del joven, y hacer que esa relación sea eterna. Tener la suerte de encontrar en la vida un sólo profesor que deje huella ya es suficiente para hacer del paso por la escuela algo con sentido.

Franciele Corti, profesora de los grados de Educación de la Universitat Abat Oliba CEU


¿Qué periodista necesita la era digital?

¿Qué periodista necesita la era digital?

El entorno digital proporciona gran diversidad de medios de expresión y multiplica los canales y las audiencias, lo que se traduce en nuevas oportunidades para periodistas capaces de conectar con los intereses del público

A comienzos de siglo, ante la popularización de Internet, fraguó la idea de que estábamos en ciernes de la construcción de una sociedad ideal en términos democráticos. La libre circulación de mensajes, ideas y pensamientos permitiría que la opinión pública se expresase de forma pura e incondicionada, sin necesidad de la intermediación de ningún agente. En este idílico escenario comunicativo, los medios y el Periodismo se contemplaban como algo prescindible.

Dos décadas después, la realidad ha demostrado la inconsistencia de este ideal. Internet ha puesto mucha información a disposición del público, es cierto. Pero también es innegable que la sociedad digital ha dispuesto el escenario propicio no sólo a la proliferación de informaciones de peor calidad sino también a la difusión de noticias falsas o manipuladas. En este contexto puede afirmarse que los periodistas son más necesarios que nunca.

Aunque resulte paradójico, es una urgencia contemporánea que el Periodismo se reencuentre con los fundamentos clásicos del oficio, aquellos que ya señalaba Pulitzer: “El Periodismo mantiene a los dirigentes en el que es su deber. Desvela los secretos intentos de robo. Promociona todos los planes de progreso que resultan esperanzadores. Sin él, la opinión pública no tendría forma y sería muda”.

Sin embargo, no todo en la digitalización representa una amenaza que combatir en términos informativos. El entorno digital proporciona gran diversidad de medios de expresión y multiplica los canales y las audiencias, lo que se traduce en nuevas oportunidades para periodistas capaces de conectar con los intereses del público. Además, la tecnología digital ha puesto en manos del periodista una fuente informativa de primer orden: el Big Data. Del análisis e interpretación de la gran cantidad disponible puede surgir material informativo de gran valor.

En definitiva, para ejercer el Periodismo hoy se necesita un conocimiento de la nuevas técnicas y tecnologías de la información, en permanente evolución y, además, un compromiso vocacional. Un compromiso que se traduce en una actitud, una disposición personal resumida en los siguientes puntos:

1. Ser realista, no añadir ni quitar nada por cuenta propia. Hay que verificar cada información antes de escribir.

2. Las noticias están esperando a ser contadas. Hay que prestar atención a lo que sucede cerca, donde se puede encontrar muchas cosas interesantes de las que informar. Buscar lo noticiable en la vida diaria.

3. Escribir desde el punto de vista propio. Ese ángulo personal, esa perspectiva, es con lo que se consigue la diferencia.

4. No maquillar ni manipular las noticias, mejor dejar la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras y el público no las perdona.

5. Una descripción simple siempre es mejor que una exageración.

6. Ser preciso. No existe más información que la información exacta. La gente confía en lo que se cuenta, no esperan ser defraudados.

7. Es difícil que la gente entienda de qué estás hablando si no se escribe correctamente.

8. Leer mucho y expandir el vocabulario, una historia corta no será tan emocionante si repite palabras en cada línea.

9. Es necesario cuidar a las fuentes.

10. Llevar siempre un cuaderno, un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe cuándo puede suceder algo interesante.


¿Sabrías pensar en clave de Marketing?

¿Sabrías pensar en clave de Marketing?

Pocas actividades como el marketing aportan una visión tan amplia del conjunto de valores de una organización

La onda expansiva del Marketing es un fenómeno bien visible dentro de las empresas. La visión omnicomprensiva del profesional del marketing, su capacidad para entender todas las partes de la organización como parte de un plan global es cada vez más apreciada.

El factor digital ha añadido en los últimos tiempos un elemento que ha marcado un cambio decisivo para la toma de decisiones de los departamentos de Marketing: el Big Data. El Marketing es, en definitiva, elegir en clave estructural, apostar por una línea que involucrará a todos los procesos de la organización. Saber leer e interpretar el Big Data es una ventaja sustancial para optar por el camino adecuado.

Por otro lado, si el marketing es un aspecto estratégico dentro de la organización, es clave que el profesional sea una persona capaz de responder al reto, por formación, actitud y aptitud. Pocas actividades como el marketing aportan una visión tan amplia del conjunto de valores de una organización, y la persona que se dedique a ello tiene que presentar un perfil acorde a esta diversidad de enfoques. ¿Qué cualidades personales hay que tener para poder atender a esta visión de 360º?

Debe tener facilidad para comprender la función social de la empresa, el análisis de problemas, su diagnóstico y la proposición de soluciones, capacidad analítica, de síntesis y de relación con el grupo, facilidad de comprensión y de abstracción, creatividad, facilidad de expresión, sociabilidad, con amplia visión del mundo y perspectiva sobre su posible evolución.

Sentir pasión por lo que hace, cuanta más pasión, más productividad y mejores resultados. Tener la capacidad de ver más allá, crear sueños, ilusionar y emocionar.

Saber escuchar a la gente de alrededor y sobre todo a la gente de fuera, escuchar a clientes, a colaboradores, etc. es una buena forma para comprender el mercado y conocer sus necesidades.

El marketing, y más con la vertiente digital, está en un constante proceso de actualización y para estar al tanto de todas las novedades y no quedarse obsoleto, la formación es fundamental. Hay que tratar de diferenciarse lo máximo posible. Siempre queriendo aprender cosas nuevas, nuevos medios, tecnologías y soportes. Esto requiere muchas más horas de trabajo, pero merece la pena. La marca personal es muy importante.

Además se tiene que tener un perfil financiero, pendiente del ROI y del valor de negocio de su cartera de productos.

ser capaz de salir de la zona cómoda y pensar diariamente qué puede hacer para superar las expectativas de sus clientes y cómo puede sorprenderles. Y descubrir nuevas vías de comercialización, explorar nuevos mundos y por supuesto utilizar la creatividad en toda su amplitud y áreas.


Criminólogo, un perfil polifacético

Criminólogo, un perfil polifacético

Criminólogo, un perfil polifacético

La Criminología no es una disciplina aislada y en su especialidad, se relaciona en un universo de valores

El delito y, por tanto, la seguridad orientada a prevenirlo e investigarlo han adquirido en los últimos tiempos un elevado grado de desarrollo y sofisticación. Las semanas de confinamiento que recientemente hemos vivido han constatado la complejidad y formas cambiantes de la expresión delictiva. El delito siempre encuentra cauces para expandirse cuando encuentra clausuradas sus rutas habituales. Así, las autoridades refieren un significativo aumento de los ciberdelitos durante aquellos días, especialmente en las estafas informáticas.

Hoy el criminólogo se enfrenta a grandes desafíos, pero también tiene a su disposición un conjunto de conceptos y técnicas que enriquecen su función y la hacen más efectiva. La formación en Criminología y Seguridad es, actualmente, la puerta a un campo de desarrollo profesional fascinante. El criminólogo puede hacer carrera tanto en el ámbito público como en el privado, ya sea en cuerpos y fuerzas de seguridad como en servicios de seguridad privada. Investigadores, detectives privados o directores de seguridad privada acceden a sus profesiones por la vía de una sólida formación en aspectos criminalísticos y de seguridad.

Por otra parte, la Criminología no es una disciplina aislada y en su especialidad, se relaciona en un universo de valores. El interés en estos fundamentos del oficio sirve para identificar a quienes podrían ser criminólogos en el futuro:

Interés por la justicia y la seguridad: el criminólogo ha de saber enmarcar su actividad dentro de un todo en el que encaja su función. Es preciso que entienda el crucial papel que juega dentro del sistema de contrapesos, de garantías y contragarantías, que existe en el sistema judicial, muy especialmente en la jurisdicción penal. Una persona capaz de integrar el significado de Justicia en el contexto de Estados democráticos de derecho tiene mucho ganado si desea ser criminólogo.

Inquietud por el fenómeno criminal y los factores de criminalidad: ser criminólogo equivale a hacerse preguntas. Desde una perspectiva “inmediata” interroga a los hechos y de éstos obtiene respuestas. Pero su curiosidad va más allá, indaga sobre el entorno criminógeno en sí mismo y alcanza conclusiones que sirven para prevenir el riesgo de delito y, finalmente, mejorar la sociedad.

Compromiso con la objetividad y apego a la metodología científica: la mente analítica, metódica y sistemática se encuentra cómoda en la labor del criminólogo. La función del criminólogo tiene un soporte empírico incuestionable. La inclinación por esta vertiente de la ciencia es necesaria dentro de la Criminología.

Desde hace años, la Universitat Abat Oliba CEU imparte el grado en Criminología y Seguridad en combinación con otros grados afines como el de Derecho o el de Psicología (es la única universidad en Cataluña que oferta esta última combinación). La UAO CEU lo considera un componente estratégico de su propuesta, razón por la cual ha dado un nuevo impulso a esta formación mediante la potenciación de la parte presencial del grado en Criminología y Seguridad.


Aulas de Doble Presencialidad: seguridad y calidad

Aulas de Doble Presencialidad: seguridad y calidad

Las universidades catalanas apuestan por la “presencialidad restringida” de cara al próximo curso

A mediados del mes de junio, las doce universidades catalanas, en el marco del Consejo Interuniversitario de Cataluña (CIC) definieron las líneas esenciales de la docencia universitario del curso próximo. Así, convinieron en describir que ésta se desarrollaría en un contexto de “presencialidad restringida”. Es decir, la asistencia presencial será el criterio general, pero sometida a unas condiciones precisas en lo que se refiere a la distancia interpersonal en las aulas, los pasillos y los espacios.

Estos requisitos harán prácticamente inevitable que, en muchos casos, por las características de las aulas, de los grupos, o de la misma asignatura, parte de la docencia universitaria tenga que recurrir a modelos mixtos. Un concepto al que ya ha hecho referencia en diversas ocasiones el Ministro de Universidades, Manuel Castells.

Ante este escenario, la respuesta de las universidades también ha de ser mixta. Es decir, combinar medidas que afectan directamente al terreno, a la organización del espacio físico en los campus, con la implementación de la tecnología que permita profundizar en la digitalización de la docencia. Ambos planos se complementan porque, en la medida en que la tecnología sea capaz de incrementar la calidad de la docencia a distancia, se puede contemplar una reducción de la ‘presión asistencial’ sobre las sedes de las universidades, lo que facilita la organización de espacios seguros.

Esta doble vía conforma las bases del modelo que la Universitat Abat Oliba CEU ofrece para el próximo curso, en consonancia con la estrategia global del grupo educativo CEU: seguridad sanitaria en el campus, certificada con el sello ‘Espacio Protegido de COVID-19’ de la auditora AUDELCO, e incorporación a la docencia del concepto de la ‘Doble Presencialidad’.

El modelo ‘doble presencialidad’, que comporta una adecuada combinación de presencia física y presencia digital interactiva y que se plantea como alternativa a los casos en que la docencia no pueda ser 100% in situ, se sustenta sobre el pilar de una potente herramienta tecnológica: el ‘Aula de Doble Presencialidad’.

Las aulas de doble presencialidad, ya instaladas en el Campus de Bellesguard, son espacios dotados de una tecnología multicámara, con varias pantallas y una pizarra táctil. Lo importante es que todos estos dispositivos permiten que personas que están siguiendo la sesión a distancia tengan tantas posibilidades de interacción como para sentirse plenamente involucrados en la dinámica del aula. Pueden elegir entre varios planos para atender la clase, intervenir en cualquier momento, ver y ser vistos. Por eso se habla de presencia digital interactiva.

El resultado de esta doble presencialidad sostenida en la tecnología adecuada es que, si fuera preciso dividir los grupos para garantizar una ocupación segura de las aulas, se haría sin perjuicio de la calidad de la docencia. Vemos así cómo digitalización y prevención generan una sinergia en favor de la seguridad: la seguridad de estudiar en un entorno de riesgos minimizados y la seguridad de que todos los créditos se impartirán conforme a un patrón de calidad garantizado.


¿Dispuesto a comprometerte con el Periodismo?

A comienzos de siglo, ante la popularización de internet, fraguó la idea de que estábamos en ciernes de la construcción de una sociedad ideal en términos democráticos. La libre circulación de mensajes, ideas y pensamientos permitiría que la opinión pública se expresase de forma pura e incondicionada, sin necesidad de la intermediación de ningún agente. En este idílico escenario comunicativo, los medios y el Periodismo se contemplaban como algo prescindible.

Dos décadas después, la realidad ha demostrado la inconsistencia de este ideal. Internet ha puesto mucha información a disposición del público, es cierto. Pero también es innegable que la sociedad digitalha dispuesto el escenario propicio no sólo a la proliferación de informaciones de peor calidad sino también a la difusión de noticias falsas o manipuladas. En este contexto, ya no es que no quepa defender que Periodismo es algo prescindible, es que puede afirmarse que los periodistas son más necesarios que nunca.

Aunque resulte paradójico, es una urgencia contemporánea que el Periodismo se reencuentre con los fundamentos clásicos del oficio, aquellos que ya señalaba Pulitzer: “El Periodismo mantiene a los dirigentes en el que es su deber. Desvela los secretos intentos de robo. Promociona todos los planes de progreso que resultan esperanzadores. Sin él, la opinión pública no tendría forma y sería muda”.

En la aparente exuberancia comunicativa de la sociedad digital, se ha producido una desestructuración y enmudecimiento de la opinión pública. La gran tarea que tendrán ante sí los que hoy estudian Periodismo en la Universidad será servirse de la fuerza expansiva de las herramientas digitales para dar voz a aquellas informaciones relevantes que han de servir para formar a la opinión pública.

Para ello, se necesita un conocimiento de la nuevas técnicas y tecnologías de la información, en permanente evolución y, además, un compromiso vocacional. Un compromiso que se traduce en una actitud, una disposición personal resumida en los siguientes puntos:

1. Ser realista, no añadir ni quitar nada por cuenta propia. Hay que verificar cada información antes de escribir.

2. Las noticias están esperando para ser contadas. Hay que prestar atención a lo que sucede cerca, donde se puede encontrar muchas cosas interesantes de las que informar. Buscar lo noticiable en la vida diaria.

3. Escribir desde el punto de vista propio. Ese ángulo personal, esa perspectiva, es con lo que se consigue la diferencia.

4. No maquillar ni manipular las noticias, mejor dejar la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras y el público no las perdona.

5. Una descripción simple siempre es mejor que una exageración.

6. Ser preciso. No existe más información que la información exacta. La gente confía en lo que se cuenta, no esperan ser defraudados.

7. Es difícil que la gente entienda de qué estás hablando si no se escribe correctamente.

8. Leer mucho y expandir el vocabulario, una historia corta no será tan emocionante si repite palabras en cada línea.

9. Es necesario cuidar a las fuentes.

10. Llevar siempre un cuaderno, un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe cuándo puede suceder algo interesante.


El Derecho no se entiende sin las personas

Circula en la sociedad la idea de que el Derecho es una disciplina que se limita a la ley, un estereotipo que deja poco margen de originalidad y creatividad a la tarea del jurista. Se ha creado en torno al Derecho un cliché de inmovilismo, de ser un campo de conocimiento poco dado a la originalidad y reticente a los cambios. Nada más contrario a la realidad de la actividad jurídica.

El Derecho se sirve de la ley pero sirve a la sociedad. Esto obliga al jurista a estar en permanente estado de alerta. Al fin y al cabo, lo que el Derecho ofrece es un marco que permite a las personas relacionarse con seguridad y confianza. No son normas arbitrarias, sino que reflejan una idea de equilibrio entre los intereses en juego, y esta noción de equilibrio es cambiante, se ve alterada por la evolución social.

Por ejemplo, actualmente, la sociedad digital provoca confluencias y contraposiciones de intereses insospechadas hace una década. Hay que buscar nuevos equilibrios, y para ello hay que tener capacidad de entender el contexto. Sólo así se generarán soluciones estables y satisfactorias. Éste es el gran desafío del jurista de hoy. El Derecho no requiere grandes “almacenadores” de códigos, sino personas, entre otras, con las siguientes cualidades:

• Poseer un buen hábito de lectura, disfrutar leyendo, capacidad de observación, de argumentación, de redacción, capacidad de análisis y comprensión de textos; además de una buena retórica y oratoria.

• Ser empático, saber tratar a las personas y sus conflictos con el fin de ayudar a través de la interpretación y valoración adecuada de las leyes y normas vigentes.

• Saber que, aparte de estudiar todas las materias del plan de estudio, hay que ser consciente que es básica la realización de prácticas, ir ganando experiencia, tener contacto con el mundo laboral del Derecho antes de salir de la universidad.

• Tener interés por conocer las distintas ramas del Derecho (civil, mercantil, laboral, administrativo, fiscal, constitucional, procesal o penal) y de las diferentes profesiones ligadas con lo jurídico (abogacía, procuraduría, judicaturas, notarías, registros, carrera diplomática, etc.). Este conocimiento conducirá a determinar el ámbito concreto de especialización, cuestión clave en el mundo jurídico.

• Saber que una vez obtenido el título de abogado, no se acaban los estudios. La aplicación y defensa de la ley es tarea diaria y ésta cambia, hay que estar en continua formación para realizar un correcto desempeño de la profesión.


Decidir estudios en las coordenadas de la información y la vocación

Cuando la universidad se abre a sus futuros estudiantes contribuye de forma determinante a definir una preferencia sólida.

Hace un año, Job Lab CEU-Santander Universidades puso en marcha el Degree Advisor, una herramienta en la que el estudiante tiene a su disposición un completo test de orientación vocacional e información estadística sobre la oferta académica y las tendencias del mundo profesional. Transcurrido este tiempo, 10.400 personas han hecho uso de él, lo que permite extraer algunas conclusiones. La primera de ellas es que, para una parte importante de los estudiantes, la elección de estudios universitarios no es una decisión sencilla, ya que el 51 % de los usuarios del Degree Advisor confesaba no tener claro qué querían estudiar. La segunda es que los preuniversitarios aprecian la información de calidad que les ayude a hacerse una idea ajustada de la realidad universitaria y de las posibilidades profesionales asociadas: el 86 % de los que han utilizado el Degree Advisor lo recomendaría a amigos y familiares y 8 de cada 10 usuarios valoran la importancia de conocer la demanda laboral de los estudios que quieren realizar.

El tránsito a la universidad es un camino en el que la ilusión y las expectativas tienen su correspondencia en lógicos temores e incertidumbres. Es un proceso en el que la emoción y la razón juegan, se entremezclan y se condicionan entre sí. En este contexto, contar con orientación cualificada aporta valor diferencial en ambos polos. El de la razón se refuerza con la información precisa de planes de estudio y realidad profesional. Mientras que la emoción se relaciona con la idea de vocación, una vocación que se forja desde el conocimiento no sólo del entorno sino también, y principalmente, de uno mismo.

Vocación e información –emoción y razón- son las coordenadas en las que debe situarse la elección de carrera universitaria. Una decisión que, además, cuenta con un ingrediente simbólico adicional: para muchos jóvenes es la primera decisión de largo alcance que toman de forma autónoma. Es importante, por tanto, contribuir a que, cuando se decanten por una de las muchas opciones que pone a su alcance el sistema universitario, lo hagan a partir de una buena sintonía entre la vocación y la información. Si las emociones y los argumentos racionales están alineados, es seguro que la decisión ha sido acertada.

Las universidades juegan un papel importantísimo en este aspecto. Cuando la universidad se abre a sus futuros estudiantes, enseñándoles en qué consiste ser universitario, qué les cabe esperar de ese período de su vida y a qué proyecto vital tendrán acceso, contribuye de forma determinante a definir una vocación sólida. Ésta es la idea con la que desde hace años la Universitat Abat Oliba CEU celebra sus Talleres Vocacionales, un día en el que el estudiante se pone en la piel de un universitario y anticipa adónde le conducirían los siguientes cuatro años si optara por un determinado grado. Una jornada en la que la información de primera mano se combina con el valor emocional de la experiencia. Información y vocación.


Siete fundamentos del criminólogo

Ha de tener una visión ‘macro’ de todo lo que comporta el delito, por eso es una profesión más versátil y diversa de lo que en principio el tópico presenta

Cuando uno se refiere a la profesión de criminólogo, la mente enseguida recurre a clichés de la cultura popular. Huellas dactilares, análisis balístico, autopsias…Todo esto es verdad, pero sólo es parte de la verdad del criminólogo. El ‘factor CSI’ corresponde al elemento criminalístico del oficio del criminólogo, pero éste abarca muchos otros campos. Al criminólogo le incumbe una comprensión global del delito, desde su origen a su materialización.

El criminólogo ha de tener una visión ‘macro’ de todo lo que comporta el delito, por eso es una profesión más versátil y diversa de lo que en principio el tópico presenta. Esta versatilidad conecta con las aptitudes que se necesitan para ser un buen profesional de la Criminología:

Gusto por el método y el análisis: la función del criminólogo tiene un soporte empírico incuestionable y una forma analítica de abordar los problemas. La mente analítica, metódica y sistemática se encuentra cómoda en la labor del criminólogo.

Curiosidad: el criminólogo no es una persona encerrada en un laboratorio y únicamente enfrascada en unas evidencias. Debe ser una persona interesada en el mundo, con una curiosidad insaciable por los “porqués”. No se trata únicamente de resolver casos, hay que entender qué hay detrás de la delincuencia para poder prevenirla y anticiparse

Interés en las nuevas tecnologías: si una cosa permite la criminología es estar en contacto con avances técnicos y científicos. La pasión por el progreso técnico-científico es vital para ser un buen criminólogo

Empatía: en el desarrollo de su profesión, el criminólogo trata con personas en situaciones traumáticas. También interactúa con entornos difíciles. La capacidad para entender lo que sucede en el plano emocional es clave

Comunicación: en conexión con el punto anterior. La profesión de criminólogo requiere dotes comunicativas. La persona que sea capaz de expresar con orden sus ideas y saber elegir las palabras para llegar a cada público tendrá mucho ganado como criminólogo

Sentido de la justicia: quien se dedica a la criminología ha de tener una natural tendencia a buscar el punto de equilibrio. El criminólogo forma parte esencial del sistema de justicia y tiene que desarrollar su trabajo sabiendo la posición que ocupa

Internacional: la cooperación internacional es cada vez más importante en la Criminología. El criminólogo mira cada vez más hacia el exterior. La profesión permite un constante intercambio con personas de otros países

La formación en Criminología y Seguridad es, actualmente, la puerta a un campo de desarrollo profesional fascinante. El criminólogo puede hacer carrera tanto en el ámbito público como en el privado. Cuerpos y fuerzas de seguridad, Administración de Justicia, servicios de seguridad privada, ONG’s, oficinas de atención a la víctima…Todos estos ámbitos necesitan criminólogos.

Desde hace años, la Universitat Abat Oliba CEU imparte el grado en Criminología y Seguridad en combinación con otros grados afines como el de Derecho o el de Psicología (es la única universidad en Cataluña que oferta esta última combinación). La UAO CEU lo considera un componente estratégico de su propuesta, razón por la cual el curso que viene da un nuevo impulso a esta formación mediante la potenciación de la parte presencial del grado en Criminología y Seguridad.