Regulación del Bitcoint, ¿es posible?

Los alumnos de Publicidad y Relaciones Públicas han tratado en clase asuntos de plena actualidad en la asignatura de Entorno Económico y Empresarial de la Publicidad, por eso profundizar en un tema el cual está empezando a afectar puede ser de gran interés para obtener un mayor conocimiento.

La tecnología es uno de los factores que más influyen, facilitan y es partícipe de la mayoría de tareas que se realizan a diario. La palabra Bitcoin o cryptomoneda se ha vuelto popular y está en boca de muchas personas.

Para entrar en contexto, en primer lugar es necesario entender que el Bitcoin es una cryptomoneda, es decir, una moneda virtual que no está respaldada por ningún ente público, por lo que no es calificada como un elemento financiero.

Se considerada commodity (un bien) ya que está totalmente ligada a la oferta y a la demanda. Uno puede transferir dinero, pero como no hay ningún estado detrás, no se puede considerar ente financiero. Como todo recurso, con esta limitación, adquiere un alto valor en el mercado. Es finita, y ésta es la cualidad que le impregna valor ya que el código que la forma no permite que se creen más monedas de las que ya están creadas, es decir, con el valor de uso que se les da puede incrementar o disminuir su valor. Por ello se crean otras monedas virtuales, hoy en día hay más de 1.000 tipologías.

Pero no todo es tan sencillo como parece, ya que, actualmente, existe una fuerte implicación de los gobiernos para tratar de regularizar dicha cryptomoneda.  Ya que este tipo de intercambio, por el simple hecho de abaratar los costes, elimina los intermediarios por completo y eso no interesa, en especial a aquellos que actualmente regulan el líquido: las entidades financieras. Con la globalización, las tasas por intermediarios son muy altas como, por ejemplo, las comisiones por entidades bancarias, por ello esta moneda virtual reduce el precio y naturalmente todas estas entidades están interesadas en regularlo ya que hay mucha demanda.

Al poderse usar de modo anónimo a través de la red y sin contar con la intervención de los gobiernos hace que actos ilegales, como compras de armas, sean un delito más fácil de cometer añadiendo la ayuda de la Deep Web, La Internet profunda, es decir son páginas cuyo contenido no puede ser revisado por los buscadores y por lo tanto incluido en sus resultados de búsqueda. Lo mejor que podrían haberle dado a un hacker o a un delincuente, su modo de compra libre por excelencia.

Como se ha mencionado con anterioridad, hay miles de tipologías de cryptomonedas, eso hace aún más difícil su regulación y es que, no es generada por un Estado, como las divisas convencionales. Por ello, es complicado determinar quién podría poner una regulación para miles de monedas virtuales que circulan en la red global.

Con lo que. Probablemente, dicha moneda estará muy presente en el futuro, ya que se considera un tipo de inversión triple A: seguro, estable y que da rendimiento. Es decir, al no estar regulado como activo, es bueno ya que fluctúa con el mercado y no por intereses puntuales del Estado.

Eso sí, pese las ventajas que pueda tener la regulación en términos de delincuencia y actos ilegales con la compra de cryptomonedas, debería de prohibirse, pero eso es algo que se antoja, a priori, demasiado complicado.

Por ello, su regulación parece dificultarse cada día que pasa, ya que aparecen nuevos tipos, con distinta estructura y funciones que vislumbran un futuro prometedor para el sector de la cryptomoneda, entonces ¿Es una inversión segura? ¿Tendrá futuro como moneda real, de intercambio de bienes y servicios? ¿Sustituirá el AdBit la forma de publicidad actual?

Llivia Deosdad Araguás
Publicidad y Relaciones Públicas, UAO CEU.

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