Hoy en día, podemos ver numerosas empresas que en sus ofertas demandan competencias específicas en sus candidatos. Hace poco, me topé con una publicación que requería la competencia de multitasking o la multitarea. En ese momento, caí en la cuenta de las diversas opiniones que se dan al respecto en la actualidad.
La multitasca está arraigada a una sociedad en la que uno, al despertar, se lava los dientes e inmediatamente enciende el piloto automático. Ducha de tres minutos, tostadas sin tostar y a correr o perdemos el autobús. La sociedad vive ajetreada, y nosotros hablamos por teléfono a la vez que contestamos un mail y nos entra un cliente.
Keep Calm (que también está de moda). Las nuevas tecnologías hacen que nuestro foco de atención se expanda a múltiples posibilidades. Sin embargo, imaginar un cirujano en plena operación escribiendo por WhatsApp o a un camarero que al tomarnos nota jugara al Candy Crash, nos pondría de mal humor.
Al final, lo que conseguimos diariamente, es que muchas de nuestras actividades prioritarias se vean boicoteadas por otras sin importancia o que pueden esperar. No es nuestra culpa, pero podemos evitarlas con sencillez. Reducir el uso, silenciar los aparatos electrónicos y evitar las tentaciones de revisarlos constantemente, pueden ser métodos básicos y efectivos.
Una de las corrientes que actualmente se está llevando a cabo es la práctica del mindfulness. El mindfulness o atención plena, nos permite centrarnos y focalizarnos en nosotros mismos y en el momento presente. Esta práctica puede ayudarnos a minimizar las distracciones y a empezar a disfrutar del “aquí y el ahora”.
Sin embargo, en la calle son muchas las contradicciones que oímos y vemos: “corre que la vida vuela” pero, “si pasas demasiado deprisa, te perderás los mejores paisajes”. Siempre es buen momento para parar a coger aire y respirar bien profundo. Las empresas lo están haciendo y esperan que sus futuros candidatos dispongan de dicha habilidad.
Conseguir centrar la atención en un objeto o tarea concretos, nos permite contar con otros resortes y dedicarnos a algo específico. En gestión del tiempo, se habla de dedicar un espacio temporal a una sola tarea. ¿La clave más importante? Tener, por ejemplo, el correo electrónico cerrado. Durante ese periodo de tiempo, no sufrirás distracciones y la actividad principal acabará siendo más productiva.
Hace unos días, después de una larga reunión, dedicamos unos minutos a sentarnos y acabar de organizar el plan estratégico. En la noche, la sombra de una cornisa esbozaba en la pared lo que parecía la silueta de un hombre. Ciertamente, en ese momento, desde la tranquilidad y el reposo, nos dijimos: “A veces, hay que mirar más allá para ver”.
Y justamente este es el epicentro de lo que nos ocupa; “Mirar para ver”. Mirar en nuestro interior, fijarnos en los pequeños detalles y focalizar nuestra actividad a una sola acción. La concentración y el rigor de desempeñar los trabajos desde la calidad y no desde la rapidez, es una premisa en las empresas e instituciones que se amparar a la era tecnológica.
Patricia Boquete