La mayoría de empresas se hallan inmersas en procesos de transformación digital. Entendemos que una organización cuyo producto no fuera del ámbito digital, fundada antes de la década de los noventa, debe hacer un esfuerzo para transformar sus modelos de negocio a las nuevas reglas de juego derivadas de la digitalización de los procesos, no queda otro camino.
Un reciente artículo destaca un caso que resulta muy esclarecedor, como ejemplo de un gran esfuerzo, sin obtenerse todo lo deseado. “Durante la década pasada, el fabricante Carterpillar instaló sensores de monitorización en 700.000 máquinas dedicadas a la construcción” (Murray, Simaitis, 2018, p. 37).
Los citados sensores captan información de la máquina, por ejemplo, cuántas veces se utiliza y por cuanto tiempo, lo que permitiría un mantenimiento preventivo y una gestión mejor que redundaría en una disminución de costes.
Sin embargo, tal como destacan Murray y Simaitis, no resultó fácil utilizar toda esa información y que tuviera reflejo económico. Lo mismo ha ocurrido en otros sectores, uno de ellos, el de las máquinas de imprimir industriales.
La cantidad de proyectos de transformación digital que no consiguen unos niveles de éxito aceptable es muy elevada. Un informe de la consultora McKinsey señala que la falta de liderazgo, o mejor, lo que califica como de liderazgo pobre, es la principal causa de esa situación.
Muchas empresas cometen el error de afrontar la transformación digital como una cuestión técnica que debe estar bajo expertos informáticos, pero la gestión queda incompleta si no se incluyen las relaciones con los clientes (customer experience), la interacción omni-canal, la velocidad y volatilidad de los cambios, es decir se trata de una cuestión muy amplia que requiere la implicación del CEO de la empresa y personas de diversos perfiles.
La aceleración de los cambios, las múltiples especialidades y enfoques necesarios, provocan una demanda creciente de formación en liderazgo en transformación digital para personas con responsabilidades directivas de diferentes áreas.
Existe un amplio consenso en que la transformación digital, es una parte más de la innovación, algo que no es nuevo, pero el reto está en la aceleración del cambio y la interacción constante con el entorno.
Empresas, centros de educación directiva, escuelas de negocios, facultades universitarias, deben suprimir las barreras burocráticas de la vida de las organizaciones, con una fuerte inclinación a descubrir, a avanzar y a experimentar, es la única manera de afrontar los próximos años con modelos de negocio, ágiles y sostenibles, en los que el factor humano no debe ser un freno.
Referencias:
- Murray, S.; Simaitis, M. (2018) How to become a disruptive influence. Financial Times.
- Siebel Th. (2017) Why digital transformation is now on CEO´s shoulders. McKinsey Quarterly. December 2017