Una cultura para la excelencia en la empresa

La actividad y el grado de responsabilidad de las personas que dirigen empresas tiene un fuerte impacto en la sociedad. Desde la generación de innovaciones, a la capacidad de obtener lo mejor de cada uno.

El liderazgo contemporáneo, en una sociedad que se organiza en red, es un concepto clave al que debe prestarse la máxima atención.

La creciente digitalización de funciones y procesos precisa de un estilo de liderazgo que no puede basarse solamente en las personas que cuentan con las condiciones de líder de forma natural. Hacen falta muchos más líderes para gestionar la complejidad.

Ese liderazgo contemporáneo y positivo puede aprenderse, puede entrenarse y a ello deben dedicarse las instituciones académicas, business schools y consultoras con afán de avanzarse a los tiempos y aportar valor a la sociedad del siglo XXI.

En cuanto al cultivo del liderazgo contemporáneo es recomendable la lectura de dos autores que, aunque son de generaciones distintas y campos de procedencia diversos, ofrecen herramientas y conceptos de gran ayuda. Se trata, desde la psicología, de Goleman (2013) y sus textos sobre la Inteligencia Emocional aplicados al management. El segundo Sinek (2011) procedente de la etnografía, defiende la necesidad de gestionar las empresas, de forma que las personas encuentren verdadero sentido a su trabajo.

Desde otro ámbito, el de la sociología de las organizaciones, son de mucha utilidad los trabajos de la profesora Rosabeth Moss Kanter, que en sus textos, ofrece unas recomendaciones para toda empresa que pretenda desenvolverse con fuerza y vitalidad y así obtener el éxito entre sus stakeholders de forma sostenida en el tiempo.

Con una larga trayectoria docente y autora de una amplia bibliografía en sociología de las organizaciones, la profesora de Harvard, destaca nueve síntomas que deben combatirse en toda empresa (Moss, 2012):

  • Cuando la comunicación decrece: Entonces los rumores sustituyen a la verdadera comunicación corporativa
  • Críticas: Excesiva presencia de críticas muchas veces infundadas
  • Disminuye el nivel de respeto: Se instala una sensación de “estar perdiendo”, por la falta de aprecio por lo que se hace bien que parece que queda en un segundo lugar.
  • Sensación de soledad: Se instala en departamentos y en personas la sensación de que están solos de que no se estima la labor que desarrollan
  • Enfocarse en lo interior: La fijación de la atención y la ocupación de una parte importante del tiempo en cuestiones internas, tiene repercusiones y se deja de dar prioridad a los clientes y otros actores externos, fundamentales para el éxito de la empresa
  • Aumento de los desacuerdos y de las desigualdades: Que tendrán efectos muy negativos en los niveles de motivación y de compromiso de las personas
  • Decrece el nivel de aspiración profesional: En un clima con factores negativos, el trabajo bien hecho y las ganas de avanzar profesionalmente, suelen sufrir y ello tiene efectos paralizantes que entorpecen la innovación.
  • Disminuye la iniciativa: Las actividades entran en una especie de parálisis, como consecuencia del miedo y de la sensación de inestabilidad.
  • Lo negativo se nota más: En un ambiente de desmoralización, los factores negativos, inevitables en la vida económica y empresarial, adquieren una importancia desproporcionada

Rosabeth Moss, ofrece consejos para una gestión positiva de las empresas, mediante una serie de recomendaciones para evitar esos nueve puntos que ha detectado en sus investigaciones y que se han citado antes.

Dichas recomendaciones, de forma resumida, son las siguientes:

  • Mantener una comunicación activa, afrontar las situaciones abierta y honestamente
  • Especial énfasis en la responsabilidad personal a todos los niveles
  • Mostrar aprecio y respeto por el talento y los logros a todos los niveles, dando las gracias por ello, en público y con frecuencia
  • Promover el diálogo entre departamentos, o grupos que, a veces, aparecen como distantes
  • Buscar y explicar objetivos comunes que pueden compartirse en la organización
  • Destacar los temas que tienen verdadero interés general para toda la empresa, de mercado, de futuro, de innovación.
  • Trabajar en la reducción de desigualdades y, en especial, diferencias de estatus innecesarias o exageradas
  • Aumentar el nivel general de la aspiración de mejora en todos los niveles. Aprovechar pequeños logros para describir objetivos generales más ambiciosos
  • Premiar la iniciativa y el espíritu emprendedor, hacer del “brainstorming” una herramienta de mejora.
  • Ignorar lo negativo, en especial las opiniones negativas y trabajar para demostrar que la mejora es posible

En palabras de la profesora Moss:

“Leaders can guide productive, inclusive, and empowering actions that build winners’ habits. Even when the signs of decline are all around us, it’s still possible to shift the culture…” (Moss, 2012, p.3).

 

 

Referencias:

  • Goleman, D. (2013) Leadership that gets results. Harvard Business Review On Point, Fall 2013.
  • Moss Kanter, R. (2012) Fight the Nine Symptoms of Corporate Decline. Harvard Business Review. December 18, 2012
  • Sinek, S. (2011) Start with why. London. Penguin Books

One Reply to “Una cultura para la excelencia en la empresa”

  1. Totalmente de acuerdo con la profesora Moss. En mi último libro «Emprendiendo la excelencia en el retail» lo expongo con profundidad.
    El nuevo paradigma de la gestión, del Management, debe dirigirse hacia la excelencia, considerando: la sostenibilidad vista desde un triple objetivo, empresa económicamente viable, responsabilidad ambiental y socialmente satisfactoria; estilo de dirección basado en el diálogo y consenso, mucho más transversal y democrático; se imponen las tecnologías de la información y la cuarta revolución industria, obligando a lo organización a una auténtica transformación digital; una comunicación más horizontal, con continuo feedback; una herramienta clave para la mejora de los procesos, como es el brainstorming; la gestión por procesos, clave para dar un enfoque hacia el cliente y la sociedad, una cultura lateral y de red, basada en valores y el consenso; y la innovación, incorporada como valor y reforzada por la intuición estratégica.

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