¿La fortaleza del euro pone en riesgo el boom de las exportaciones españolas?

La apreciación del euro frente al dólar, cuyo cambio se encuentra en zona de máximos de hace casi dos años (1,38 euros por dólar) es fruto en gran medida de la debilidad de la moneda estadounidense, aunque tambien refleja el retorno de la confianza inversora a Europa. No obstante, si la tendencia se mantiene España podría ver erosionada la competitividad de sus exportaciones, su gran motor de impulso junto al turismo.

España salió de la recesión en el tercer trimestre del año y lo hizo gracias, precisamente, a la demanda exterior, que aportó 0,4 puntos porcentuales al PIB y compensó la persistente debilidad del consumo interno. Exportaciones y turismo han sido a lo largo de la crisis las dos grandes muletas sobre las que se ha apoyado la economía española, que sigue confiando en el sector exterior para dejar definitivamente atrás el bache más profundo que ha sufrido en décadas.

La evolución de los datos refrenda esa confianza: las exportaciones españolas crecieron un 6,6% entre enero y agosto, alcanzado niveles históricos, mientras que las visitas y el gasto de los turistas extranjeros también están pulverizando récords.

Sin embargo, la aún débil recuperación de la economía española se enfrenta a una amenaza que afecta al conjunto de la zona euro: la apreciación de la moneda única frente a la divisa estadounidense, cuyo cambio alcanzó ayer los 1,38 euros por dólar, su nivel más alto en casi dos años. ¿Hasta qué punto supone esta situación un riesgo para la reactivación en España?

La mayoría de los expertos consultados coincide en que España cuenta con la relativa salvaguarda de que gran parte de sus exportaciones tiene como destino la Unión Europea (el 61,8% entre enero y agosto pasados) y en concreto la zona euro (el 48,2%), escapando al efecto de los vaivenes cambiarios. Sin embargo, advierten de que si la tendencia se mantiene, España podría ver comprometida su todavía frágil recuperación.

Efecto sustitución

De un lado, porque alrededor de un 30% de sus exportaciones se dirige a mercados de fuera de la UE (América Latina, Asia, América del Norte, incluidos los EEUU, o África). Y de otro, porque tal como advierte Lorenzo Dávila, jefe del departamento de investigación del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), si el euro sigue apreciándose frente al dólar, las exportaciones españolas a Europa podrían verse afectadas por el ‘efecto sustitución’ de bienes nacionales por los procedentes de otros mercados, especialmente de los emergentes.

Y es que según Dávila, España compite en los mercados esencialmente en precios, «con productos de calidad aceptable a precios asequibles», a diferencia de Alemania, donde lo que prima es el valor añadido y la calidad. No hay que olvidar, subraya el jefe del departamento de investigación del IEB, que «Alemania tiene el monopolio de oferta en muchos productos por una cuestión tecnológica», mientras que España difícilmente puede competir en ese aspecto.

Según Dávila, el impacto de este efecto sustitución no sería inmediato, pero sí un riesgo que no conviene desdeñar y que podría dejarse notar ya en el segundo o tercer trimestre del año que viene si la fortaleza del euro persiste.

Natalia Aguirre, directora de análisis y estrategia de Renta 4, coincide esencialmente en el diagnóstico, señalando que la fortaleza del euro «está impactando ya en las cuentas de resultados de las empresas», lo que constituye un factor de riesgo para el crecimiento en Europa. No obstante, no cree que la sangre llegue finalmente al río. De hecho, cree más probable que el euro evolucione hacia niveles de 1,25 euros por dólar a que alcance los 1,50.

Debilidad del dólar

En su opinión, la trayectoria del euro dependerá esencialmente de dos factores: de que la Reserva Federal de EEUU adopte una postura clara respecto a su estrategia de retirada de los estímulos monetarios, cuyo mantenimiento constituye un factor de depreciación para el dólar, y de que la moneda europea alcance niveles que Alemania considere un peligro para sus intereses. A ello hay que sumar la gradual estabilización del escenario en Europa, lo que ha propiciado el regreso del dinero a los activos europeos e impulsado la cotización del euro.

De momento, la gran locomotora germana parece sentirse cómoda con la actual paridad euro/dólar, a pesar de que sus exportaciones cayeron un 1,1% en julio debido, precisamente, al descenso de la demanda de fuera de la UE.

Esta comodidad se debe en parte, como señala José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, a que el sector exterior alemán es en gran medida «insensible a los tipos de cambio por su alto valor añadido», primando la calidad sobre el precio.

Pero también a que a Alemania lo que más le preocupa es el control de la inflación, señala Enrique Quemada, consejero delegado de One To One Corporate Finance, quien señala que las autoridades germanas «presionan continuamente al BCE para recordarle que su única misión es contener los precios». A pesar de ello, Quemada cree que «un euro fuerte no beneficia a nadie, ni a España ni a otros países europeos».

Europa del Sur, hacia la deflación

Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, comparte esta inquietud por la pasividad de la autoridad monetaria: «Me preocupa que el BCE no se esté haciendo cargo de que los países de Europa del Sur caminan hacia la deflación, con un crecimiento lento, sólo por el hecho de que Alemania se siente cómoda con el actual tipo de cambio».

Una actitud que, a su juicio, puede perjudicar las exportaciones de las economías más débiles, como la española, a pesar de que una moneda fuerte ayuda a controlar la inflación y en el caso de algunos países, como España, muy dependiente del suministro exterior, a rebajar su factura energética.

Bajar más los tipos de interés o recurrir a instrumentos de expansión cuantitativa, mediante la compra de títulos para aumentar la liquidez, son algunas de las herramientas de las que, según Steinberg, dispone el BCE para hacer perder fuelle al euro.

Sin embargo, no parece que las intenciones de la autoridad monetaria vayan en esa dirección. De hecho, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, aseguró ayer que es probable una subida de los tipos de interés en Europa en los próximos meses, así como una reducción de los estímulos a medida que la economía se vaya recuperando.

Más probable parece que el alivio provenga de la gradual retirada de estímulos por parte de la Fed antes de que lo haga el BCE, lo que debería ser un factor de apreciación del dólar respecto a la moneda única, pero lo cierto es que meses después de anticipar esa contracción monetaria al otro lado del Atlántico, ésta sigue sin producirse.

 

Fuente: Expansión, 29 de octubre de 2013

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