La dirección emprendedora en un mundo global

Es indudable que vivimos en la era del emprendimiento y, además, con dimensión global. Son tiempos de innovación y de disrupción en muchas áreas que coinciden con una aceleración tecnológica sin precedentes, impulsada por la digitalización.

Nos encontramos en pleno cambio de paradigma en la gestión y dirección de empresas. El término “entrepreneurship” ya no se refiere solamente a las actividades de aquellas personas que inician negocios, o actividades de economía social, en forma y estilo de lo que se conoce como “startup”, sino que el emprendimiento es ya una disciplina que se ha incorporado al conjunto de conocimientos que forman parte del management como área de conocimiento.

De lo anterior se desprende que el estilo «startup», entendido como una metodología destinada a vencer la burocracia y los inconvenientes propios de las estructuras complejas, para conseguir avanzar proyectos en un entorno de cambios acelerados.

El enfoque emprendedor ya no pertenece solamente a proyectos nuevos, presentados por jóvenes, o profesionales con recorrido previo que tratan de iniciar una empresa.

El emprendimiento es imprescindible también en las grandes organizaciones, en las que diferentes personas, en equipos multifuncionales de distintos recorridos y experiencias, avanzan en proyectos de nuevos productos o servicios.

Se trata de un nuevo enfoque que debe incorporarse a la dirección de empresas. La mera enumeración de los aspectos más importantes de esta nueva metodología hace que los encontremos lógicos y muy necesarios, ante los retos de la empresa contemporánea.

Eric Ries, tras ser ampliamente conocido por un texto que ya es un clásico dedicado a las “startup”, publicó posteriormente la adaptación de sus propuestas también para grandes empresas y organizaciones complejas. El autor destaca los siguientes puntos (Ries, 2017, pp. 9-10):

  • Innovación continua
  • Unidades “startup” dentro de las empresas, para el desarrollo de proyectos
  • Introducir el emprendimiento en el corazón de las organizaciones
  • Actuar como si se refundase la empresa, una y otra vez
  • Promover la transformación continua.

Cada empresa, cada actividad, requerirá unos ritmos y unas particularidades adaptadas a los condicionantes del entorno, los factores culturales y, principalmente, la coherencia con los vectores estratégicos que se hayan definido, para la organización de que se trate.

La incidencia de la gran cantidad de datos de que se dispone hoy y de la información on-line, ha propiciado “una explosión del volumen, velocidad, variedad y su tratamiento digital que ha tenido dos consecuencias profundas: los nuevos caminos para adquirir conocimientos y los mayores ritmos de innovación” (Brynjolfsson, McAfee, p. 40). Es algo que ha cambiado los ritmos y la gestión de los proyectos en todo tipo de empresas.

Otra necesidad, impulsada por los cambios, es la conveniencia de promover una gestión diferente, más cercana, más inclusiva e integradora de perfiles profesionales muy diversos, evitando caer en modelos de planificación muy formales, donde la jerarquía y unos organigramas con demasiados niveles, ralentizan la creatividad.

Estos enfoques, basados en la idea de “entrepreneurship” aportan una nueva forma de gestión, un nuevo estilo, menos basado en aspectos carismáticos de personas o bien por los  cargos que ostentan.

Quienes se forman hoy para dirigir, en las Facultades o Business Schools, deben aprender un liderazgo de servicio a los demás, un estilo que se centra principalmente en apoyar, en ofrecer, en ayudar y mucho menos en tener personas bajo sus órdenes (Grant, 2014). La aceleración tecnológica requiere otro tipo de gestión. De ahí la necesidad de un nuevo management, no como una simple opción, sino seguramente como el único camino con posibilidades de éxito.

Estamos ante un mundo donde la noción de emprendimiento se hace global, lo cual implica también a las autoridades económicas y legislativas que deben dar prioridad absoluta al espíritu emprendedor y creador, para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y poder obtener un progreso real y de futuro, lejos de la burocracia y complejidad innecesaria que resta agilidad a todas las organizaciones.

Por ello, junto a los cambios de estilo y enfoque en las empresas, también las autoridades económicas de todos los niveles deben crear las condiciones para que la creatividad no se vea frenada. Mariana Mazzucato, economista y profesora en University College London, galardonada con el premio Leontief, ha destacado el papel determinante de la regulación y de las políticas públicas, en la creación de unas condiciones favorables a la innovación y al emprendimiento  (Mazzucato, 2018).

Los nuevos enfoques, la transformación digital en la que están inmersas todas las empresas, precisan de altos niveles de compromiso en unas organizaciones que deberán reducir la complejidad y apoyarse en aspectos propios del estilo de gestión de las “startup”.

 

Referencias:

-Brynjolfsson, E.; McAfee, A. (2015) The Digitization of Just About Everything. Rotman Management Magazine, Fall 2015. University of Toronto.

-Grant, A. (2014) Give and Take: Why Helping Others Drives Our Success. New York. W&N Publishers.

-Mazzucato, M. (2018) The Entrepreneurial State: Debunking Public versus Private Sector Myths. London. Penguin.

-Ries, E. (2017) The Startup Way: How Entrepreneurial Management Transforms Culture and Drives Growth. Penguin Random House.

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