Alternativas para todos los gustos y bolsillos

El ahorrador dispone a día de hoy de un amplio abanico de posibilidades a la hora de decidir dónde invertir su dinero e intentar sacar el máximo rendimiento posible. Es aconsejable mantener siempre un cierto dinero a mano como colchón para imprevistos.

De siempre, el ahorro se ha canalizado a través de alternativas financieras (depósitos, fondos, acciones, etcétera) o inmobiliarias, pero en los últimos tiempos hemos asistido al derrumbe del sector inmobiliario y a la caída de las remuneraciones de los depósitos que, además, parecen tender a situaciones poco conocidas en las que en lugar de ser remunerados se va a tener que pagar para contratarlos.

Con independencia de analizar estas alternativas, no olvidemos que siempre es aconsejable mantener una parte del dinero ahorrado como colchón de seguridad, un dinero que mantendremos en forma líquida para nuestro día a día y para casos de emergencia y que podemos depositar, por ejemplo, en cuentas remuneradas que no tengan comisión de mantenimiento, o en fondos monetarios sin riesgo.

Tampoco hemos de descartar algunas consideraciones que pueden ayudarnos a rentabilizar nuestros ahorros y que por demasiado evidentes no les hacemos caso, como por ejemplo: cancelar deudas de tarjetas o préstamos, en función del coste  que nos representa mantenerlas; iniciar un plan de ahorro que sirva para pagar la universidad de los hijos; incrementar la aportación a planes de jubilación. De un reciente coloquio con estudiantes universitarios dirigido por Virginia Viejo, graduada en Márketing y Dirección Comercial por la UAO CEU y Financial Trainee en OVB, resumimos lo que podría ser un compendio de posibilidades que se le presentan a un ahorrador hoy en día al tener que tomar la decisión de invertir sus ahorros:

A) Corto plazo (0-3 años): exigencia de liquidez a costa de perder rentabilidad. Algunas alternativas son:

1. Cuenta corriente: necesaria para nuestra operativa diaria. Rentabilidad nula, liquidez total. Exigiremos al menos que no tenga comisión de mantenimiento ni de servicio.
2. Cuenta remunerada: útil para crear un colchón para los imprevistos del día a día. Rentabilidad muy baja, alrededor del 0,5%. No permite domiciliación de recibos, ni tarjetas.
3. Planes de ahorro a corto plazo: tendencia a trabajar con entidades aseguradoras. Tienen una rentabilidad garantizada y previamente conocida por el cliente, alrededor del 2%. El dinero está disponible a partir del primer año, permitiéndose rescates parciales o totales.
4. Depósitos: fundamentalmente se trabajan a través de entidades bancarias. La rentabilidad suele ser inferior al 1%. Se impone una cantidad, previamente
ahorrada (el mínimo suele ser 1.000 euros), a un plazo acordado desde el inicio (por ejemplo 1 año).

 

B) Medio plazo (4-10 años): exigiríamos más rentabilidad a costa de perder liquidez inmediata. Algunas alternativas son:

1. Depósitos: La imposición se suele hacer a más años vista. Por lo tanto, la rentabilidad suele ser algo superior.
2. Planes de ahorro a medio plazo: están enfocados a un plazo mínimo de cuatro a seis años. La rentabilidad varía en función del perfil para el que esté diseñada la herramienta: conservador (alrededor del 3%, la cual es previamente conocida por el cliente y sin posibilidad de pérdida, es garantizada.
Recomendable para objetivos con una fecha más imprecisa, o para aquellos perfiles que busquen rentabilizar al máximo sus ahorros, perfiles más dinámicos).

 

C) Largo plazo (más de 10 años): buscaríamos una alta rentabilidad a costa de perder liquidez. Algunas alternativas son:

1. Planes de pensiones: esta herramienta está única y exclusivamente pensada para la jubilación, siendo el dinero ilíquido hasta dicha fecha. Tiene una ventaja fiscal, que es que las aportaciones desgravan. Pueden ser interesantes para rentas altas, superiores a 50.000 euros anuales.
2. Planes de ahorro a largo plazo: están enfocados a un plazo mínimo de 10 años. La rentabilidad está en función del perfil para el que esté diseñada la herramienta: conservador (alrededor del 5%); perfil dinámico (alrededor del 7%). A la hora del rescate, solo está sujeto a impuestos el beneficio  rendimientos
del capital mobiliario).
3. PIAS: los planes individuales de ahorro sistemático nacen a propuesta del Gobierno como un nuevo producto para fomentar el ahorro-previsión para el largo plazo. Incentivan el rescate en forma de renta periódica, lo que permite dosificar todo el ahorro generado, y no la obtención de todo el capital acumulado de una sola vez. En el caso que se decida percibir las prestaciones en forma de renta vitalicia, esta estará exenta de tributación.

El enfoque del coloquio fue intentar encontrar las alternativas más habituales para poder rentabilizar nuestros ahorros y el debate aportó los pros y contras de cada una de ellas en opinión de las personas interesadas y de los expertos.

Se han considerado productos financieros aunque esto no significa que como alternativa no dispongamos de otras herramientas vinculadas al sector inmobiliario en concreto o al sector empresarial en general, cada una con sus riesgos y sus diferentes rentabilidades. En este sentido, aunque sea brevemente, cabe citar la importancia que van adquiriendo las inversiones en emprendimiento (start-up por ejemplo) o el crowdfunding.

 

Ferran Porta
Fuente: Artículo publicado en El Periódico, 24 de Febrero de 2015

 

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