Acceso al mercado de China: cuestión de flexibilidad y estrategia

China representa hoy en día quizá el mercado emergente más atractivo del mundo. Muchos indicadores coinciden en esto: un PIB próspero, una creciente población urbana, una pujante clase media (estimada en 670 millones de personas en 2021) y un aumento en el gasto privado y público. La figura del «pequeño emperador» o la llamada «generación del yo» son buenos ejemplos de una clase media dispuesta a gastar y consumir de todo. Si bien es cierto que el crecimiento actual es menor que en años precedentes, no se espera una caída, sino como mucho, un aterrizaje suave de la economía china.

No se trataría ya de producir en China de forma barata, sino de vender en este vasto mercado, algo que numerosas empresas españolas ya están realizando con éxito. No fue hasta los años 90, e incluso después de 2000, cuando una cantidad significativa de empresas españolas decidieron establecerse en el país: Técnicas Reunidas, Nutrexpa,  Bodegas Torres, Gamesa, Inditex, Mango, Roca, Santander, Fagor, Simón o Freixenet, por nombrar sólo algunas. La presencia de empresas españolas en China ha crecido considerablemente en los  últimos años a pesar de la inseguridad jurídica, la distancia geográfica y otros obstáculos. En la actualidad, se estima que más de 500 empresas españolas, la mayoría pymes, están presentes en China o comercian regularmente con este país. Muchas se vieron obligadas a hacerlo cuando sufrieron la caída de la demanda interna debido a  la recesión económica.

Aparte de las marcas altamente reconocidas mencionadas arriba, hay muchas otras empresas más pequeñas que operan en China y no son tan visibles para el público. Los principales sectores en los que trabajan están relacionados con la moda, el diseño, el hábitat, la gastronomía y el vino, el turismo y el ocio, equipos y maquinaria, la banca y las finanzas. Últimamente se está incrementando la presencia de empresas españolas  en sectores de alta tecnología, ingeniería y gestión de proyectos, energías renovables, tratamiento de agua, eliminación de residuos, así como en el arte, la educación y la cultura. Evidentemente, no es suficiente, pero es un comienzo.

Es interesante notar que hay cada vez más empresas que han nacido ya globales, fundadas por empresarios españoles que viven en China. En su mayoría son pequeñas empresas, dedicadas a prestar servicios profesionales a empresas occidentales en China, y en su mayoría están activas en el área de Shanghai.

En general, se puede afirmar que las empresas españolas han acudido  relativamente tarde a este mercado, si las comparamos con otros países de la UE como Alemania, Francia, Reino Unido o Italia, que estuvieron físicamente presentes en el país muchos años antes. Las empresas españolas han estado en general más conectadas con otras zonas del mundo, como la UE, por razones geográficas, o de América Latina, por razones culturales. Asia ha sido históricamente ignorada, desconocida, temida y descuidada. Por lo tanto, podemos concluir que España aún no está aprovechando plenamente las oportunidades que se están abriendo en China. Sin embargo, hay optimismo cuando nos centramos en la evolución y el futuro potencial.

Es cierto que el acceso al mercado chino está lleno de obstáculos: se requiere una inversión importante, contar con personal capacitado, un período de recuperación largo, mucha paciencia y perseverancia. Por lo tanto, se suele afirmar que se trata de un único mercado accesible solo para las grandes empresas. Sin embargo, hay cientos de otras más pequeñas que operan en China en todos los sectores, de forma fructífera. Podemos por tanto afirmar que no es una cuestión de tamaño.

Las claves para alcanzar el éxito son contratar personal capacitado, tanto “expats” que conozcan bien el mercado chino, como el personal local. Además, es necesario  adaptarse, es decir, ser flexible con la cultura, con el ritmo acelerado de los cambios y con las peculiaridades del mercado. Otra cuestión principal es tener una estrategia muy clara para la puesta en marcha de la empresa y que la sede central en origen esté comprometida con el proyecto.  Estos factores son mucho más importantes que el tamaño. En un mundo inmerso en cambios turbulentos, la capacidad de adaptarse puede ser una fuente de ventaja competitiva. En China, donde los cambios ocurren mucho más rápido, es la única manera de sobrevivir.

Fig. Claves para acceder con éxito al mercado chino

 

Por último, llegamos a la conclusión de que el mundo se está moviendo a un ritmo turbulento y las empresas tratan de adaptarse rápidamente a los cambios. Si en las últimas décadas las firmas occidentales se trasladaban a China para acceder a su mano de obra barata, hoy en día tratan de tener acceso a su mercado en crecimiento. Las oportunidades se están abriendo gracias a una creciente clase media ávida de consumo. El acceso es difícil y lleno de obstáculos. Al mismo tiempo, los beneficios a corto plazo no son fácilmente obtenibles. Pero las oportunidades están ahí para las empresas españolas de todos los sectores y tamaños. China está aquí para quedarse, igual que las empresas españolas se encuentran en China con un largo recorrido por delante.

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