Inteligencia Artificial como parte de nuestra normalidad. Sus retos

De forma constante, casi sin darnos cuenta, las aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) se introducen en nuestras vidas, muchas veces para facilitar gestiones, aumentar la capacidad de tomar decisiones y otras dejando un rastro de relaciones impersonales y de distanciamiento social al no acceder a personas de forma directa.

Pensemos, como ejemplo, en cualquier consulta a un número de teléfono de asistencia de índole diversa y el cuestionario al que una voz basada en software nos somete.

En términos netos, teniendo en cuenta ventajas e inconvenientes, la generalización del uso de la IA facilitará muchas tareas y dejará tiempo y espacio para dedicarnos a otras de mayor valor añadido o generadoras de bienestar.

La aceleración tecnológica de nuestro tiempo debe ser entendida como una gran oportunidad para mejorar la gestión de las empresas y organizaciones y también la realización personal.

Sin embargo, la generalización de la IA en una sociedad de datos, con cada acción en nuestro teléfono móvil, o en nuestro ordenador, generamos datos que tienen valor para terceros, lo cual tiene consecuencias económicas, sociales y también morales.

En un artículo reciente, publicado en Harvard Business Review, tres consultores de Boston Consulting Group —François Candelon, Rodolphe Charme di Carlo, Midas de Bondt— y el profesor en ciencias de la decisión y Business Intelligence del INSEAD, Theodoros Evgeniou,   deducen que será necesario contar con una regulación específica para la utilización correcta de la IA.

En su artículo los autores destacan que deben tenerse en cuenta, en primer lugar, los retos que se derivan de la IA: Las empresas al tomar decisiones en base a algoritmos pueden alejarse, de forma imperceptible al principio, de lo que se considera un camino correcto.

Por otro lado, señalan los autores, los algoritmos pueden ofrecer soluciones en exceso simplificadas, con falta de matices solamente guiados por el procesamiento de ingentes cantidades de datos de forma acrítica.

Ante estas situaciones que ya comienzan a darse hoy, se sugiere que las personas con responsabilidad directiva deben ser capaces de examinar lo adecuado de las decisiones ofrecidas por la IA, en especial el impacto de tendencias no deseadas, desde el punto de vista de la ética aplicada a la vida económica.

Ante los riesgos y la complejidad de la interacción entre los humanos y la IA, teniendo en cuenta la complejidad de los procesos, se abren nuevos campos, nuevos dilemas y la necesidad de nuevos enfoques.

Los citados autores recomiendan un especial esfuerzo con la transparencia, fomentándola.

Surgirán regulaciones para definir muchos aspectos del uso de la IA, aunque dichas normas, deberán dejar espacio, para que no se conviertan en restricciones que anulen las verdaderas capacidades que permitirá la aplicación de la Inteligencia Artificial en muchas actividades, como parte del constante proceso de innovación, propio de este siglo XXI.

 

 

Referencia:

Candelon, F.; Charme di Carlo, R.; Evgeniou, Th. (2021) AI Regulation Is Coming: How to prepare for the inevitable. Harvard Business Review. September-October 2021. Volume 99/ Issue 5 The Future-Proof Organization

 

 

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