Política sin romanticismos

El pasado 9 de enero, falleció en Virginia a los 93 años, el Profesor James M. Buchanan, padre de la Teoría de la “Public Choice”, referencia esencial en la formación de muchos economistas, y Premio Nobel de Economía en 1986 en reconocimiento a sus méritos en el desarrollo de las bases contractuales y constitucionales de la teoría económica y política y su implicación en los procesos de toma de decisiones.

 

Si echamos la vista atrás, indudablemente, uno de los mayores descubrimientos intelectuales del siglo XVII fue la existencia de un orden espontáneo en el mercado, la constatación de que, bajo un conjunto o estructura adecuada de reglas (leyes e instituciones), los individuos, siguiendo sus propios intereses, pueden promover los de los otros.

Adam Smith encontró necesario explicar cómo funciona el orden de mercado para desmantelar el aparato intervencionista que había creado el “mercantilismo”, sin embargo, la propia Escuela Clásica no hizo demasiado para incorporar elementos políticos e institucionales a su análisis. De alguna manera, la reducida dimensión de los presupuestos públicos en la época pueden disculpar su olvido.

De ahí la importancia de James Buchanan, al proponer un cambio de paradigma orientado a diseñar reglas de juego que permitan resolver los inevitables conflictos que se producen en la determinación de las decisiones colectivas o públicas, precisamente como consecuencia de la natural proclividad de los humanos a buscar sus intereses.

La gran aportación de Buchanan, creador de escuela –La Escuela de la “Public Choice”– se caracteriza por aplicar una metodología esencialmente económica a problemas de origen político, a través de un análisis teórico riguroso, una contrastación empírica y una aplicación al mundo real. A partir de una visión “liberal” de la Economía Pública, la Teoría de la Elección Pública se dirige a estudiar los mecanismos de decisión del sector público y los efectos económicos de tales mecanismos; se interroga acerca de de los fallos que se producen en la actividad económica del sector público y se cuestiona si el sector público, en un Estado democrático, informa previamente y de forma suficiente de sus decisiones teniendo en cuenta las verdaderas preferencias del ciudadano, o si, por el contrario, la influencia de los grupos de presión, distorsiona frecuentemente este proceso de revelación de preferencias. Según esta Escuela, las decisiones del sector público están ligadas a los intereses personales de los burócratas y los líderes electos que desean avanzar en sus carreras y ganar campañas.

La Escuelade la “Public Choice” considera al Sector Público una organización humana cuyas decisiones recaen en políticos, funcionarios, expertos o economistas, ni mejores ni peores que otros y sensibles como todos a sus propios intereses susceptibles, por tanto, de equivocarse. Por ello considera necesario preocuparse por asegurar que la intervención del Sector Público, permita conseguir resultados mejores que los que generaría el libre mercado, con todas sus imperfecciones, sin dicha intervención pública.

 

 

En línea con esta idea, analiza las condiciones racionales para desarrollar un marco institucional que establezca las reglas para limitar el peso del sector público, con miras a una adecuada convivencia sostenida. Entre ellas, las limitaciones constitucionales a los déficits presupuestarios.

Su nuevo paradigma se adapta poco a los “juegos matemáticos” y los sabios oficiales no se lo perdonaron en su momento, aunque tuvieron que rendirse a la evidencia de los planteamientos de un pensador sabio, trabajador e innovador, cuya ausencia lamentaremos profundamente, pero que nos deja sus ideas, enseñanzas y principios como legado.

Las ideas de Buchanan se vuelven fundamentales en la actualidad, cuando vemos que cada vez va calando con más fuerza la idea que las reglas y las instituciones políticas no funcionan de la forma que sus idealizaciones pudieran prometer, modificando el concepto que a la ciudadanía le merecen el Sector Público y el proceso político. En palabras de Buchanan “el romance se ha ido quizás para nunca volver”.

 

En 1987 Buchanan decía: “las sociedades occidentales se enfrentan a una labor de reconstrucción; las instituciones políticas básicas deben ser reexaminadas y reconstruidas de tal manera que se mantenga a los Gobiernos, al igual que a los ciudadanos, dentro de límites tolerables”, el profesor se ha ido, pero nos ha dejado la senda hacia el futuro.

Juan Corona

Catedrático de Economía Aplicada

Universitat Abat Oliba CEU

 

Fernando Álvarez

Profesor de Economía Pública

Universitat Oberta de Catalunya

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